La reserva de Lwiro, un oasis para primates traumatizados en la RDC
Solitarios o en grupos, grandes monos saltan de una rama a la otra mientras las hembras con los bebés a sus espaldas se abren paso en la muy verde reserva del Centro de rehabilitación de primates de Lwiro (CRPL), ubicada en el este de República Democrática del Congo (RDC).
Algo más lejos, detrás de un pórtico, media docena de chimpancés recogen las bananas que les acaba de traer un cuidador, para engullirlas rápidamente.
Creada en 2002 por el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICCN, un organismo público congoleño) conjuntamente con el Centro de Investigación en Ciencias Naturales (CRSN), el CRPL se encuentra en medio del Parque Nacional Kahuzi Biega.
Ubicado a 45 km al oeste de Bukavu, capital de la provincia de Kivu del Sur, este centro acoge, entre muchos, a chimpancés, gorilas, bonobos (chimpancés pigmeo) y a otros pequeños simios huérfanos o rescatados de la caza furtiva en esta región asolada por la inseguridad fruto de los enfrentamientos y ataques de decenas de grupos armados.
En la reserva de Lwiro, los animales no solamente son bien alimentados, sino que además disfrutan de atención médica y psicológica para recuperarse de sus traumas.
La mayoría de los simios que viven en el CRPL han sido "quitados a cazadores furtivos" o "a personas que los tienen de manera ilegal", indicó a la AFP Sylvestre Libaku, director del centro.
"Estos bebés chimpancés huérfanos llegan aquí como consecuencia de la inseguridad y la guerra", prosigue, en tanto insta a las autoridades de Kinshasa a que pacifiquen esta región para "permitir que los animales vivan tranquilamente en su hábitat natural".
- Heridas no cicatrizadas -
Estabilizar a un animal requiere varias semanas e inclusive meses de esfuerzos. Es, por ejemplo, el caso de Tarzán, un chimpancé que fue recogido en junio pasado en Bunia (provincia de Ituri) y que aún vive apartado, bajo cuarentena. Tarzán todavía muestra en su cráneo heridas sin cicatrizar, pero "ahora se encuentra mejor. Los pelos empiezan a crecerle, pero aún debe permanecer en una jaula antes de convivir con los demás", explica Libaku.
La situación de Byaombe, otro chimpancé también herido y adoptado hace más de un año, preocupa al responsable. El animal recibe cuidados cotidianos pero "sin mayor éxito, su futuro es poco alentador", cree el director de la reserva.
En su laboratorio, Damien Muhugura manipula las muestras tomadas a animales enfermos. "Realizamos análisis parasitológicos para buscar, por ejemplo, lombrices intestinales, asi como bacteriológicos y bioquímicos...", explica.
En la actualidad, el centro acoge a 110 chimpancés que consumen seis kilos de comida (frutas, cereales, verduras) diaria per cápita, en tanto las crías son alimentadas con biberón.
Una especie de oasis en medio del enorme y amenazado Parque Kahuzi Biega, el CRPL cuenta con apenas 4 hectáreas de superficie.
Muchos animales provenientes de grandes selvas, en las que deambulan en absoluta libertad, y aquí "se sienten prisioneros", dado lo exiguo del espacio, afirma Assumani Martin, veterinario en el CRPL.
En noviembre de 2020, 39 loros grises fueron liberados en la jungla de Kahuzi Biega, tras pasar una estadía en la reserva de Lwiro, aunque se dedique a los primates.
Desde entonces, no han sido introducidos otro tipo de animales a causa de la inseguridad reinante dentro y fuera de este santuario protegido, explica Libaku.
Con una superficie de unas 600.000 hectáreas, el Parque Kahuzi Biega se encuentra entre dos volcanes extintos, el Kahuzi (3.308 m) y el Biega (2.790 m), en Kivu del Sur. Es el refugio de los últimos gorilas de las llanuras del este (graueri), que son apenas 250 individuos, de acuerdo a la web de la reserva.
T.Salinas--LGdM