Irán busca atraer a turistas chinos y rusos a falta de occidentales
Enfrentada a la disminución de los turistas occidentales, la industria turística iraní busca atraer a visitantes de países como China y Rusia, que mantienen buenas relaciones diplomáticas con Irán.
Hace unos años, los turistas occidentales acudían en masa a Irán, donde en 2019 se registró la llegada de ocho millones de viajeros.
Los occidentales se sentían atraídos por los numerosos lugares antiguos e islámicos de Irán, sus paisajes montañosos y su cultura milenaria.
Los visitantes europeos empezaron a regresar a Irán en 2015, cuando el país logró salir de décadas de aislamiento tras firmar un histórico acuerdo nuclear con las grandes potencias lideradas por Estados Unidos.
Los turistas abarrotaron lugares como Isfahán, Persépolis y Shiraz, joyas de la antigua Persia.
El rápido crecimiento del sector suscitó esperanzas de que las llegadas pudieran alcanzar los 20 millones anuales en 2025, pero pronto se vieron truncadas por una serie de reveses.
"El retroceso comenzó después de que Estados Unidos se retirara del acuerdo nuclear en 2018" y comenzara a reimponer sanciones económicas paralizantes, explica Farzaneh Mohamadi, de empresa estatal Ferrocarriles de Irán.
En 2019, las manifestaciones antigubernamentales arrasaron el país. Al año siguiente, las defensas aéreas iraníes derribaron un avión de pasajeros ucraniano poco después de su despegue de Teherán tras confundirlo con un misil de crucero estadounidense.
"Se hicieron esfuerzos para restablecer la confianza, pero los últimos acontecimientos asestaron un golpe mortal al turismo", declaró Mohamadi, en referencia a la ola de protestas desencadenada por la muerte bajo custodia, el pasado mes de septiembre, de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años detenida por una supuesta infracción del código de vestimenta iraní.
La cobertura de las manifestaciones en los medios de comunicación extranjeros -que las autoridades iraníes calificaron de "disturbios"- contribuyó a "crear una atmósfera de iranofobia", detalla a la AFP la viceministra de Turismo, Maryam Jalali.
"Cuando los medios de comunicación extranjeros repiten una y otra vez que hay disturbios en el país, desaniman a los viajeros", precisa Amir Hosein Rahimi, presidente del importante operador turístico privado Alaedin Travel.
- Entorno más favorable -
Rahimi espera que las conversaciones para reactivar el acuerdo nuclear de 2015 puedan relanzarse pronto, lo que ayudaría a crear un "entorno más favorable".
Varios gobiernos europeos emitieron avisos de viaje advirtiendo a sus ciudadanos que se mantengan alejados de Irán por temor a ser detenidos durante la represión gubernamental de las protestas.
"Probablemente no tendremos turistas occidentales esta primavera", la estación más popular para visitar Irán, afirma Mohamadi.
El director de la asociación hotelera iraní, Jamshid Hamzehzadeh, declaró que los índices de ocupación hotelera están por debajo del 20% y que dos tercios de los establecimientos tuvieron que despedir personal.
La pérdida de turistas occidentales adinerados representa también un problema para los vendedores de alfombras y otras artesanías en los principales lugares de interés.
La pandemia de coronavirus también afectó al sector, según los expertos. "Casi 80% de los guías turísticos perdieron su empleo desde la pandemia", subraya Davud Dehghani, presidente de una asociación local con unos 200 miembros en la histórica ciudad desértica de Yazd.
"Cuando Yazd fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2017, el número de turistas se disparó en más de 500%", comentó.
En un esfuerzo por reactivar la industria, Irán intenta atraer visitantes de países como Irak y Líbano, "que comparten una religión y una cultura comunes", detalla Jalali, haciendo referencia a los peregrinos chiitas de todo el mundo que visitan los santuarios iraníes de Mashhad y Qom.
Irán también quiere desarrollar el turismo médico aprovechando su "eficiente" infraestructura sanitaria, sus precios más bajos y su experiencia en cirugía estética.
Hasta entonces, la industria turística se mantendrá a flote gracias a "un pequeño número de visitantes extranjeros de países como Rusia, China y Turquía", que mantienen buenas relaciones con la república islámica, según Dehghani.
D.F. Felan--LGdM