De pirata informático a agente del gobierno de Vietnam
En la cumbre de su carrera criminal, el pirata informático vietnamita Ngo Minh Hieu robó datos en línea de decenas de millones de estadounidenses. Ahora trabaja para el gobierno de su país, uno de los más represivos del mundo en la red.
Su apariencia juvenil y su sonrisa cautivadora han escondido durante mucho tiempo la identidad de uno de los principales cibercriminales en causar estragos al gigante norteamericano.
Desde Vietnam, Ngo Minh Hieu pirateó entre 2007 y 2013 los datos personales (nombres, número de seguridad social, coordenadas bancarias) de 200 millones de ciudadanos estadounidenses para revenderlos al mejor postor.
Con veinte años, el prodigio de la informática se embolsaba decenas de miles de dólares mensuales, compraba vehículos deportivos y regalaba a su familia una mansión y vacaciones de lujo.
"Cuanto más dinero ganaba, más quería", explica a AFP. "Pero vivía en el miedo, sabía que era buscado por la policía".
En 2013, el FBI y los servicios secretos estadounidenses, que iban tras sus pasos desde hacía meses, le tienden una trampa y lo atraen a Guam, una pequeña isla estadounidense perdida en el océano Pacífico.
Acude pensando que va a encontrarse con otro pirata informático pero es atrapado justo al descender del avión y pasa dos meses en detención antes de ser trasladado al continente.
- 45 años de cárcel -
Hieu es "el cibercriminal que ha causado más daño financiero a ciudadanos estadounidenses", señala al blog especializado KrebsOnSecurity el agente de los servicios secretos Matt O'Neill, que participó en su captura.
El joven fue condenado a 45 años de cárcel. "Caí a lo más profundo (...) En varias ocasiones, pensé en colgarme", confía.
En prisión ayuda al gobierno federal a rastrear criminales y contribuye, según él, a una veintena de arrestos.
En 2015, su condena fue reducida a 13 años. Cuatro años después se organizó un segundo juicio y fue liberado por buena conducta.
En 2020 vuelve a Vietnam y es rápidamente reclutado por la agencia nacional de cibercriminalidad.
Su misión, asegura, es acorralar a los cibercriminales que prosperan en la red, como hizo él en otro tiempo.
"Estoy allí únicamente para frustrar los ciberataques", dice el pirata reconvertido, que evita hablar del triste balance de Vietnam en cuestión de libertad en internet.
- Represión en la red -
El régimen comunista adoptó en 2018 una ley que confiere a las autoridades amplios poderes en cuanto a vigilancia de la web. Desde entonces, varios militantes y blogueros han sido encarcelados.
El gobierno manipula también activamente la opinión pública en línea.
Según un informe publicado por la Universidad de Oxford en 2019, "alrededor de 10.000 personas" se dedican a difundir propaganda, ensuciar las cuentas de disidentes y suprimir contenidos indeseables.
Vietnam tampoco es ajeno al ciberespionaje. En 2020, en un gesto rarísimo, Facebook denunció públicamente un grupo de piratas informáticos sospechoso de haber espiado a opositores, oenegés y gobiernos extranjeros por encargo de las autoridades.
"Yo no hago nada referente a política", insiste Hieu, de 32 años.
Prefiere evocar su rol de educación en la cibercriminalidad en un país castigado durante largo tiempo por la fuga de la élite informática y la falta de inversiones para proteger los datos de los clientes.
El joven siempre se mostró fascinado por los ordenadores, divirtiéndose como niño "desmontando el de su hermana para saber qué encontraba en el interior".
De adolescente, empezó a piratear cuentas bancarias, embolsándose rápidamente 600 dólares diarios, una fortuna que le permitió ir a estudiar cibercriminalidad en Nueva Zelanda.
Pero sus demonios lo persiguieron. En el país oceánico, terminó vendiendo los datos personales de sus camaradas de clase y otras informaciones sensibles. Interrogado por la policía, huyó del país.
"Mi vida es una película. He conocido la gloria, pero también he caído en lo más bajo. Ahora, intento simplemente remontar la pendiente", asegura el joven, que ha sido contactado por un estudio de cine para llevar su historia a la gran pantalla.
S.Cisneros--LGdM