"Justicia de buldócer" contra los manifestantes musulmanes en India
Después de dos noches bajo custodia policial, la joven india Somaiya Fatima fue liberada a tiempo para ver las tomas en vivo de una excavadora que destruía los muros de su casa.
La residencia es una de muchas viviendas y negocios destruidos este año, en una campaña que las autoridades han promovido como una batalla contra la construcción ilegal y como una respuesta firme a la actividad criminal.
Pero organizaciones de derechos humanos han condenado la "justicia del buldócer" como un ejercicio ilegal de castigo colectivo del gobierno nacionalista hindú de India.
Muchas de las víctimas de la campaña tienen una cosa en común. "Somos musulmanes y por eso nos atacan", declaró Fatima a la AFP.
La joven de 19 años fue detenida junto a su familia luego de que su padre fuera acusado de dirigir una protesta pública en la ciudad norteña de Allahabad, en junio.
Fue una de las varias manifestaciones en India para condenar a una portavoz gubernamental cuyos comentarios provocadores sobre el profeta Mahoma durante un debate por televisión generaron enojo en el mundo musulmán.
El día en que Fatima fue liberada, estaba sentada en la sala de un familiar cuando vio en su teléfono móvil las imágenes de la destrucción de su casa.
Dijo que la demolición fue una lección para los musulmanes tentados a "pronunciarse" contra el gobierno.
"Han inculcado el miedo en toda una comunidad", afirmó. "Todos ahora miran nuestra casa y piensan que si nos pasó a nosotros, les puede pasar a ellos", agregó.
- "Sin empatía" -
Fatima vive en el estado de Uttar Pradesh, gobernado por Yogi Adityanath, un monje hindú considerado como posible sucesor del primer ministro Narendra Modi.
El gobernador ha promovido al bulldozer como símbolo de su compromiso con la ley y el orden y como potencial herramienta contra los "problemáticos".
Los seguidores de Adityanath celebraron este año su exitosa campaña a la reelección montados en excavadores, mientras los tatuajes de bulldozer se pusieron de moda entre los seguidores del gobernante partido Bharatiya Janata.
Desde entonces, la "política del bulldozer" se ha propagado por el país con campañas de demolición emprendidas después de brotes de agitación religiosa.
Tras una violenta confrontación en abril entre hindúes que seguían a una procesión religiosa y musulmanes que realizaban las oraciones del Ramadán, las autoridades de Delhi derribaron una veintena de escaparates musulmanes y la fachada de una mezquita, pese a una orden judicial para detenerlo.
Las autoridades señalan que las demoliciones son legales y que solo apuntan a edificios construidos sin aprobación legal.
Pero las víctimas de la campaña niegan que sus viviendas sean ilegales y dicen que no se les da el período de aviso previo exigido por ley para disputar las órdenes de demolición.
La casa de Fatima fue demolida "en presencia de cientos de policías y cientos de cámaras, sin ninguna empatía", declaró a AFP KK Rai, abogado del padre de Fatima.
"No ha comparación para esta crueldad", expresó.
Críticos del gobierno afirman que la campaña es la última manifestación de las políticas discriminatorias del partido de gobierno contra la minoría musulmana, de 200 millones de personas en India.
"Ellos tienen el compromiso ideológico de que en India tienen que hacer de los musulmanes ciudadanos de segunda clase, humillarlos socialmente y destruir sus propiedades", declaró Rai.
Amnistía Internacional advirtió en junio que las demoliciones son parte de un ataque selectivo y "despiadado" contra los musulmanes indios que se atreven a hablar contra la discriminación que sufren.
- Noches sin sueño -
Muchos musulmanes radicados en Uttar Pradesh temen que sus casas sean destruidas luego de que algún familiar participó en las protestas de junio.
"Tenemos noches sin sueño y días sin sosiego", dijo Mohd Javed, un poblador de Saharanpur que recibió orden de evacuar su casa luego de que su hermano fuera detenido por participar en una protesta en esa ciudad.
Una semana después del arresto de Fatima, un bulldozer se estacionó frente a la estación policial cercana a donde estaba su casa.
La pila de ladrillos y concreto que quedaron aumentaron su sentido de que pertenece a una comunidad de parias.
Recordó estar viendo la destrucción de su casa en un canal noticioso por YouTube, mientras la pantalla de su teléfono se llenó de comentarios de personas que elogiaban la demolición.
"Yo nací allí y pasé toda mi vida allí", comentó Fatima. "Pero era evidente que la gente estaba feliz de ver que destruían la casa de alguien".
A.Cantu--LGdM