Tras pedir disculpas, el papa visita un lugar sagrado para los amerindios en Canadá
Después de las disculpas viene el camino de la "sanación" hacia un "nuevo inicio": el papa Francisco se reunió nuevamente el martes con indígenas canadienses en el mayor lugar de peregrinaje de sus comunidades.
El soberano pontífice, que pidió el lunes disculpas históricas por el daño hecho a los amerindios, también solicitó a la Iglesia preferir "la verdad" a la "defensa de la institución" durante el desplazamiento al lago Sainte Anne, en el oeste de Canadá.
Su viaje de seis días en el país, presentado como un "peregrinaje penitenciario", es ampliamente dedicado a las poblaciones indígenas, marcadas por décadas de política de asimilación forzada, y en particular por el sistema de internados para niños organizado en buena medida por la Iglesia católica.
Durante su discurso, el papa insistió ante 10.000 personas confiar a Dios "los traumas de violencias sufridas por nuestros hermanos y hermanas indígenas".
"En este lugar bendito, en donde reinan la armonía y la paz, te presentamos las desarmonías de nuestra historia, los efectos terribles de la colonización, el dolor inextinguible de tantas familias, de abuelos y de niños. Ayúdanos a sanar nuestras heridas", declaró.
Entre la multitud que le aclamó desde que apareció, numerosos asistentes lucían la playera naranja de los sobrevivientes de los internados. Otros, la ropa tradicional indígena de colores vivos, con un tocado para los jefes.
El líder espiritual de 1.300 millones de católicos llegó en silla de ruedas al son de los tambores y cantos tradicionales aborígenes, pero pareció debilitado por sus dolores en la rodilla. Sin embargo, saludó ampliamente a los presentes y bendijo y abrazó a los bebés, como es su costumbre.
Luego permaneció en silencio unos instantes en las riberas del lago, antes de bendecir el agua en la que los peregrinos se bañan cada año por sus virtudes curativas.
"No quería venir pero cambié de opinión. Es histórico que esté aquí, en este lugar santo en donde nos reunimos desde hace generaciones", declaró a la AFP Cindy Dearhead, sobreviviente de los internados de 58 años.
"Lastimosamente es un poco tarde porque mucha gente falleció", lamentó, aunque espera que los sobrevivientes tengan "el perdón en su corazón".
- Marginalización -
Unas horas antes, el papa Francisco ofició su primera misa pública del viaje ante 50.000 personas en el Commonwealth Stadium de Edmonton (Alberta), en donde insistió en el lugar de los mayores, importante para los amerindios.
Las palabras del soberano pontífice eran esperadas desde hace años por estos pueblos - Primeras Naciones, Metis e Inuits - que representan alrededor de 5% de la población canadiense.
"Es un evento histórico, no volverá a ocurrir mientras esté vivo", pero "se necesitará aún mucha sanación", dijo a la AFP David Henderson, de 70 años, miembro de la comunidad de Primeras Naciones de Manitoba.
El doloroso capítulo de las "escuelas residenciales" para niños indígenas dejó al menos 6.000 muertos entre el fin del siglo 19 y la década de 1990, creando un profundo trauma sobre varias generaciones.
En abril, el papa presentó por primera vez disculpas desde el Vaticano por el papel de la Iglesia en los 130 internados, en donde fueron llevados a la fuerza unos 150.000 niños.
Para numerosos amerindios, el descubrimiento de más de 1.300 tumbas anónimas el año pasado cerca de varios internados empujó el papa y la Iglesia a presentar disculpas, tras varios años de negación.
El viaje continúa el miércoles con una etapa de dos días en Quebec. Antes de volver a Roma, el sumo pontífice visitará el viernes Iqaluit, en el archipiélago ártico para reunirse con poblaciones inuits.
A.M. de Leon--LGdM