"No hay ley": la anarquía reina en un suburbio palestino de Jerusalén
En enero de 2021, Arafe Rajabi, desesperado por otra noche de coches rugiendo bajo su ventana en un suburbio palestino de Jerusalén, bajó a la calle a protestar. Quince minutos después, murió tiroteado.
El hombre se sumó a la larga víctimas del caos de su barrio Kufr Aqab, una zona sin ley que cada vez se parece más a una versión local del Salvaje Oeste.
Situado a una decena de kilómetros del centro de Jerusalén, la barriada cuenta con un estatus especial dentro del conflicto israelo-palestino.
Israel considera Kufr Aqab dentro de Jerusalén, ciudad que controla totalmente desde la anexión de su parte este en la guerra de 1967. Pero para llegar allí se debe cruzar un control militar y atravesar un muro de varios metros de alto que separa la ciudad de Cisjordania ocupada.
Decenas de miles de personas viven en esa zona de 5 kilómetros cuadrados, situada detrás de la muralla de seguridad levantada por Israel desde 2002 para evitar ataques palestinos.
Ni la municipalidad de Jerusalén ni el ministerio de Interior israelí pudieron ofrecer datos actualizados sobre su número de residentes.
La mayoría de sus habitantes disponen de residencia israelí y pagan sus impuestos a la municipalidad controlada por los israelíes, de forma que pueden trabajar en su territorio.
Pero otra parte del barrio está bajo jurisdicción de la Autoridad Palestina, aunque las fuerzas de seguridad dependientes de Ramala no pueden operar en la zona anexada por Israel.
Y la policía israelí raramente se adentra a Kufr Aqab, una escasez de patrullas que crea las condiciones ideales para el crimen, el comercio de armas y el narcotráfico, denuncian los residentes.
"Hay tiroteos sin parar. No hay autoridad, no hay policía, no hay ley", asegura Imane Rajabi, de 37 años, que ha tenido que criar sola a sus cuatro hijos desde la muerte de su marido Arafe por unos vecinos armados con fusiles M16.
"Es una jungla y no sabes a quién quejarte", continúa la mujer, denunciando que la policía israelí tardó días en actuar tras la muerte de su marido.
Contactado por AFP, el cuerpo de seguridad explicó que "varios sospechosos fueron detenidos y las acusaciones presentadas a la justicia".
La policía "actúa constantemente por todo Jerusalén, incluyendo los barrios orientales y septentrionales de la ciudad y en Kufr Aqab", indicó en un comunicado.
- El muro fue un "error" -
Pero una decena de residentes entrevistados por AFP denuncian la nula presencia policial y la casi total ausencia de servicios municipales.
Más allá de algunas señales hebreas aquí y allá, no hay indicios de la jurisdicción israelí.
El barrio, en continua expansión, parece cada vez más separado de Jerusalén e incorporado a la metrópolis de Ramala.
En 2017, el entonces ministro de Asuntos de Jerusalén, Zeev Elkin, reconoció que el trazado del muro israelí fue un "error" que convirtió Kufr Aqab en una zona "sin ley".
La basura que nadie se molesta en recoger se encuentra por todos lados. En la esquina de un callejón quedan desperdigados casquillos de balas.
En la calle principal no es extraño ver vehículos circulando en dirección contraria o motocicletas haciendo caballitos o acrobacias. Coloridas vallas publicitarias asaltan a los transeúntes que pasean entre edificios levantados sin tener en cuenta el urbanismo.
"El lugar está en el aire. No pertenece a Israel o a la Autoridad Palestina", dice Ziyad Shahade, que dirige una oficina de cambio.
La municipalidad de Jerusalén aseguró a AFP que pese a las dificultades creadas por el muro, estaba "haciendo todo en su poder para suministrar a los habitantes todos los servicios que necesitan y a los que tienen derecho".
- Reajustar los límites -
De acuerdo con Daniel Seidemann, abogado israelí y experto en Jerusalén, Israel decidió incluir Kufr Aqab dentro los límites de la ciudad porque en 1967 era una zona poco poblada y cercana a un aeropuerto que quería usar.
Pero el aeropuerto dejó de funcionar en 2001 durante la Segunda Intifada y la construcción del muro buscaba "desprenderse" del barrio dejándolo en el lado palestino, dice Seidemann, fundador de la ONG anticolonias Ir Amim.
Las autoridades israelíes han planteado quitar Kufr Aqab de los límites municipales, pero recortar la extensión urbana es una línea roja para los políticos israelíes, que consideran la Ciudad Sagrada "la capital eterna e indivisible" del Estado judío.
Mientras, Imane Rajabi ha pagado un alto precio por estar en esta nebulosa. Hace unos 20 años, Kufr Aqab era un lugar "sin violencia" y "sin tiroteos en todo el día"
Ahora, la viuda se plantea mudarse a otro lugar con sus hijos.
R.Andazola--LGdM