Los andamios de bambú de Hong Kong preservan una tradición ancestral
Hong Kong, conocida por sus rascacielos, es una de las últimas ciudades del mundo que usa andamios de bambú para la construcción, una técnica ancestral que obliga a los obreros, conocidos como "arañas", a moverse con agilidad por el entramado.
"Hay que tener un corazón intrépido", explica Mo Jia Yu, aprendiz en el Consejo de la Industria de la Construcción (CIC) de Hong Kong.
Este alumno hace equilibrios dos pisos por encima del suelo para agarrar una varilla entre las piernas y arreglar una juntura, una habilidad que tendrá que dominar si espera trabajar algún día en este oficio.
En los cielos de esta metrópolis china, donde hay más de mil torres de una altura vertiginosa, es habitual ver a obreros encaramados en estos armazones temporales, incluso en construcciones de 60 plantas.
Como decenas de otros aspirantes a este oficio, Mo se inscribió en el CIC para aprender esta técnica ancestral, que antes era también muy utilizada en China continental.
"Hay que estar atento a la seguridad porque uno trabaja desde muy alto", insiste Mo, que está en formación desde hace tres meses.
Sus profesores le muestran los métodos para amarrar de una forma sólida los armazones de bambú.
"Este nudo básico es lo que aprendemos primero (...) nos entrenamos durante una semana para dominarlo", explica Ho Cheuk Wai, otro de los estudiantes.
Después, cuenta que los instructores les enseñan a colocarse el arnés de seguridad para poder, poco a poco, llegar hasta la cima.
- Último bastión -
Los andamios de bambú se usan desde hace siglos en Hong Kong, una ciudad con más de 1.600 rascacielos, de los cuales 550 superan los 150 metros de alto, según el último recuento de Skyscraper Center.
Hong Kong es actualmente el último bastión de esta técnica de construcción, que es indisociable de su paisaje urbano y que se usa tanto para erigir los edificios tradicionales conocidos como "tong lau", como para levantar los rascacielos.
La reglamentación para instalar estas estructuras es muy estricta debido a la altura que alcanzan y este oficio es considerado como peligroso.
"Hace falta valor y habilidad para sobrevivir", destaca Wallace Chang, profesor del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Hong Kong.
Aunque esta técnica ya se extinguió en China continental, Chang confía en que pueda ser preservada en Hong Kong como "patrimonio cultural".
En este sentido, quiere creer que el elevado número de alumnos inscritos en la formación es un buen augurio.
En Hong Kong, la supervivencia de esta técnica se debe a su costo y a la adaptabilidad a las condiciones de la ciudad.
Una varilla cuesta cerca de 15 dólares hongkoneses (unos dos dólares) frente a 280 dólares hongkoneses (35 dólares) de un tubo de metal.
"Los andamios de bambú están perfectamente adaptados a los espacios extraños y estrechos de Hong Kong", explica el instructor Kin Kee Wo.
"Pueden ser erigidos en los lugares más impensables, de la forma más bella", afirma.
P.Gomez--LGdM