Issey Miyake evoca en París la naturaleza con su plisado infinito
El diseñador japonés Issey Miyake evocó el jueves en la Semana de la Moda masculina de París la exploración de lo primitivo y las tierras vírgenes, mediante su conocida técnica del plisado infinito.
En tonos pastel, la colección fue diseñada en colaboración con el francés Ronan Bouroullec, un artista que transita desde la cerámica hasta la fotografía y ahora también la moda.
Al ritmo de una música que evocaba los latidos de corazón, en el Palacio de Tokio, las primeras prendas transitan suavemente desde el blanco hueso hasta el verde agua con toques de rojo, evocando el nenúfar y una naturaleza anfibia.
La composición de las prendas de la marca se mantiene fiel a las líneas clásicas, con pantalones, tops y abrigos o chaquetas.
Sin embargo, el tobillo queda liberado mediante aberturas en la parte inferior de los pantalones y las mangas se desestructuran, adoptando una forma asimétrica.
Los bolsos se declinan como cojines, como un amortiguador frente al mundo, llevados contra el vientre en un gesto de protección, o al final del brazo.
Los abrigos son muy voluminosos y los hombros se duplican en anchura.
La marca japonesa, una de las primeras en diseñar trajes para espectáculos de danza, es conocida por sus prendas flexibles, adecuadas para movimientos de bailarines.
Realizadas en poliéster para que el plisado sea permanente, las piezas se confeccionan antes de colocarse entre dos hojas de papel.
Al inicio del proceso, la prenda tiene 1,5 veces el tamaño final. Una máquina se encarga de plisar repetidamente la prenda hasta darle la forma deseada.
U.Romero--LGdM