Barcelona sale de la fase de emergencia por sequía y suaviza las restricciones de agua
El gobierno catalán anunció este martes que Barcelona y su área metropolitana saldrán de la fase de emergencia por la sequía que padece esta región del noreste español, y se suavizarán las restricciones al uso del agua, tras las recientes lluvias.
"El aumento de reservas nos permite modificar a la baja las restricciones que hubo en los últimos tres meses", explicó la portavoz del gobierno catalán, Patricia Plaja, en una rueda de prensa en Barcelona, donde destacó la influencia del avance en las infraestructuras hídricas, la reducción de los consumos y especialmente la llegada de lluvia como factores para "salir de la emergencia".
El anuncio se produce a pocos días de las elecciones regionales del domingo para las que el independentista moderado Pere Aragonès, cuya gestión de la sequía ha sido muy criticada por la oposición, aparece tercero en las encuestas en su intento por revalidar su puesto al frente del ejecutivo catalán.
Tras más de tres años con precipitaciones por debajo de lo habitual, las autoridades regionales declararon en febrero la fase de emergencia por sequía para unos seis millones de personas, habitantes en su mayoría de la segunda ciudad de España y su denso cinturón metropolitano.
La entrada en la primera etapa de la fase de emergencia, de las tres previstas, implicó nuevas restricciones, especialmente para usos relacionados con la agricultura, la ganadería y la industria, que ahora suavizarán sus porcentajes al regresar esta zona al nivel anterior, el de excepcionalidad.
En esta fase, entre otras medidas, el umbral de consumo de agua volverá a ser de 230 litros por persona y día (frente a los 200 de la emergencia) y la dotación para el riego agrícola se reducirá en un 40%, y no en un 80% como en la etapa anterior.
"Esta área, que engloba a seis millones de personas, 202 municipios, se sitúa en la misma situación que el verano pasado, pero mucho mejor preparados", explicó el responsable catalán de Acción Climática, David Mascort.
Pese a que el efecto de las últimas lluvias elevaron el nivel de los embalses catalanes -que llegaron a caer por debajo del 16% en febrero- hasta el 23,7%, los efectos de la prolongada falta de precipitaciones no están todavía subsanados.
"La sequía no se ha acabado (...). Continuamos viviendo una sequía grave", recordó Plaja.
Las autoridades mantienen así los planes para instalar 12 desalinizadoras móviles en la turística Costa Brava, una de las zonas más afectadas.
También seguirá adelante el proyecto para colocar una desalinizadora flotante en el puerto de Barcelona, aunque su entrada en funcionamiento dependerá de la necesidad, según explicó Mascort.
A.M. de Leon--LGdM