Entre Francia y Argelia, 60 años de agitada relación
En los 60 años transcurridos desde que Argelia se independizara de Francia, la relación entre ambos países atravesó múltiples crisis, a menudo alimentadas por la política interna, pese a las esperanzadoras primeras décadas entre Argel y su antiguo colonizador.
"Pese a las apariencias y las críticas, hubo una relación estable en general, muy equilibrada respecto a la situación colonial y poscolonial", apunta Luis Martinez, experto sobre Maghreb en Sciences Po Paris.
Ambos países se disponen a celebrar el 18 de marzo el 60º aniversario del alto el fuego alcanzado en Evián el 18 de marzo de 1962.
Entonces, los nuevos dirigentes argelinos mantuvieron una buena relación con el presidente de Francia, el general Charles de Gaulle, respetado por haber allanado el camino a la descolonización de Argelia.
Este clima se mantuvo con su sucesor, Georges Pompidou, y con el presidente de 1981 a 1995, el socialista François Mitterrand, pese a que ejerció de ministro del Interior al inicio de la insurrección argelina en 1954.
Según Pierre Vermeren, profesor de Historia en La Sorbona, Mitterrand se rodeó de partidarios del Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino y supo aparecer como el hombre de "la relación privilegiada con ese país".
Tras la independencia, el nuevo poder autorizó a Francia a mantener sus pruebas nucleares en el desierto hasta 1967. El ejército francés también realizó en secreto ensayos con sustancias químicas hasta 1978.
Sin embargo, en 1992, Mitterrand condenó la suspensión del proceso electoral en Argelia tras la victoria de los islamistas en la primera vuelta de las legislativas y Argel, en respuesta, llamó a consultas a su embajador en Francia.
Argelia se sumió entonces en una década de sangriento conflicto interno. A su término el nuevo presidente, Abdelaziz Bouteflika, optó en 2000 por un discurso antifrancés, pese a estar considerado como próximo a París.
"Para recuperar el control del campo ideológico y político tras la guerra civil, olvidaron que Francia les ayudó a luchar contra los islamistas" y lo ven de nuevo como su "enemigo tradicional", según Vermeren.
- "Buenas en secreto" -
La asociación de antiguos combatientes, los ideólogos del régimen desarrollaron un discurso cada vez más violento sobre el "genocidio" francés durante la colonización.
Dos décadas después, tras el movimiento de protesta Hirak de 2019 que obligó a Bouteflika a dimitir, el actual gobierno aún basa su legitimidad en la guerra de independencia.
Pero más allá del discurso oficial, la cooperación entre ambos países continuó entre bambalinas.
En 2013, Argelia autorizó discretamente que aviones militares desplegados en la misión para luchar contra los yihadistas en Malí sobrevolaran su territorio.
"Las relaciones franco-argelinas son buenas cuando se hacen en secreto. Son más tirantes cuando son públicas", resume Naoufel Brahimi El Mili, autor de un libro sobre la relación entre ambos países.
Con Emmanuel Macron, el primer presidente francés nacido tras la guerra de Argelia, todo empezó con los mejores auspicios.
En febrero de 2017, el entonces candidato a la presidencia consideró que la colonización es un "crimen contra la humanidad".
Y, tras su elección, Macron multiplicó los gestos memoriales sobre la guerra de Argelia, con el objetivo de reconciliar ambos pueblos.
Pero no ha pedido nunca disculpas por la colonización, un asunto muy delicado en Francia, donde el discurso ultranacionalista no deja de ganar adeptos.
En septiembre 2021, unos reproches del jefe de Estado al sistema "político-militar" argelino acabaron con las esperanzas de acercamiento. Argelia llamó a consultas a su embajador como respuesta.
- "Argelia vota Macron" -
La relación parece mejorar de nuevo a pocas semanas de la elección presidencial de abril en Francia, en la que siete millones de franceses de origen argelino pesarán de una manera u otra.
"Argelia vota Macron", resume Naoufel Brahimi El Mili. En la misma línea, el exembajador de Francia en Argelia Xavier Driencourt advierte que estos "no quieren" a la candidata de derecha ni a los de ultraderecha.
Sin embargo, los retos por delante son numerosos. Argelia no aprovechó la mano tendida de Macron en la labor de memoria.
China se convirtió en el primer socio comercial de Argelia, que se acercó además de Turquía y desarrolló su cooperación militar con Rusia.
"La relación franco-argelina parte de cero", apunta Luis Martinez, explicando que el objetivo sería revisar sobre qué temas pueden entenderse ambos países.
El exembajador se muestra más escéptico. "Hay que ser dos para mantener una relación". ¿Argelia querrá después de las elecciones? "No soy muy optimista", apunta Driencourt.
O.Escareno--LGdM