Desplazados ucranianos se instalan en Leópolis en casas prefabricadas en un parque
En un parque de Leópolis, Viktoria pasea a su nieta de cuatro meses en un cochecito entre dos hileras de casas prefabricadas: son los nuevos hogares de los que huyeron de la invasión rusa.
Esta mujer de 39 años, gerente de una guardería, llegó con su hija y su nieta el mes pasado al oeste de Ucrania para escapar de los bombardeos en la provincia de Lugansk, en el este.
El lunes, después de tres semanas en una escuela, se trasladaron a un pueblo de casas rectangulares.
"Las condiciones de vida eran buenas, pero 18 personas dormían en el suelo en la misma habitación que nosotros", dice Viktoria.
"Aquí podemos estar solo entre nosotros, con camas de verdad y calor", dice de su nueva casa, construida con fondos de la vecina Polonia.
La invasión rusa ha dejado miles de muertos y obligó a millones a abandonar sus hogares en todo el país. De ellos, más de 200.000 se han refugiado en Leópolis, la gran ciudad del oeste de Ucrania que contaba con unos 700.000 habitantes antes de la guerra. Una ciudad poco afectada por los combates, pese a un mortífero ataque con misiles el lunes.
El martes, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, hizo una visita relámpago a las instalaciones de la nueva aldea para desplazados, celebrando que pueda acoger hasta 350 personas.
"Habrá más instalaciones como esta. Solo en Leópolis, podrán acoger a 5.000 personas", prometió Morawiecki ante los periodistas.
Morawiecki, cuyo país acoge a 2,8 de los casi cinco millones de ucranianos que han huido al extranjero desde el comienzo de la guerra, añadió que se prepara un programa de construcción similar en ciudades cercanas a Kiev de las que se retiró el ejército ruso a finales de marzo.
Poco después de que partió el primer ministro polaco, Dimitry, de 12 años, llegó con su familia y algunas maletas para mudarse.
"Me gusta", dijo el muchacho originario de Kramatorsk, en el este de Ucrania. La puerta entreabierta deja ver dos literas.
Su tío Oleksandre, obrero de fábrica, explica que la familia dejó todo a mediados de marzo: Esperamos que la guerra termine pronto y que podamos volver a casa y al trabajo", dice.
- "Nuevos amigos" -
En el patio, otra familia, también en busca de una habitación, llegó desde un edificio convertido en refugio no lejos de ahí.
Más adelante, frente a una fuente transformada en cafetería al aire libre, cerca de 400 personas duermen en un centro deportivo.
En una de sus salas con buena calefacción, una serie de camas está dispuesta sobre una cancha de baloncesto. La ropa limpia se seca en una escalera de gimnasia de madera.
Olena, de 75 años, dice que huyó de Járkov, la segunda ciudad de Ucrania, sometida a constantes bombardeos rusos, donde su apartamento recién amueblado quedó destruido.
"Estoy bien aquí, hice nuevos amigos. Somos una gran familia", dijo Olena, quien lleva un gorro de lana verde.
Hace algunos días, tomó el trolebús con uno de sus nuevos amigos, también de Járkov, para ir a misa.
En el ambiente primaveral, los habitantes de Leópolis también han vuelto al parque.
Volodimir, de 53 años, sube el camino con su nieto Lukian, con un triciclo de plástico en las manos.
"Venimos aquí todos los días. A mí me gustan las ardillas y a él las palomas", explica, mostrando dos nueces redondas en uno de sus bolsillos.
Para él, el hecho de que el parque siga siendo el mismo pese a la guerra es una pequeña bendición. "Se han cortado algunos árboles viejos, pero las ardillas siguen paseando", afirmó.
D.Torres--LGdM