En Israel, un chef reconstruye su restaurante como símbolo de coexistencia
El 4 de mayo del año pasado, el estelar chef israelí Uri Jeremias participaba en una reunión de líderes interconfesionales en la que su ciudad natal, Acre, fue aplaudida como "símbolo" de la coexistencia entre judíos y árabes.
Una semana después de esa cita, grupos árabes quemaron su restaurante de mariscos y un lujoso hotel vecino, el Efendi, también de Jeremias. Los ataques en la ciudad costera norteña fueron parte de la violencia intercomunitaria que golpeó a las comunidades mixtas de Israel el año pasado.
Casi tres décadas antes, Jeremías había abierto Uri Buri en la Ciudad Vieja de mayoría árabe en Acre. El portal de viajes Tripadvisor lo nombró el año pasado el 19º mejor restaurante del mundo.
Él siempre contrató árabes musulmanes, mucho de los cuales son los que llevan más tiempo trabajando con él.
Jeremias dijo a AFP que tanto él como los dirigentes locales de Acre se sentían "muy satisfechos" de lo que consideraban como una relación armoniosa entre judíos y árabes en la Ciudad Vieja, Patrimonio Mundial de la Unesco.
Pero Jeremias, conocido por su barba blanca, no se percató del número creciente de jóvenes en condiciones difíciles vulnerables a la radicalización.
"No vimos a la gente transparentemente, la gente que no estaba tan feliz", dijo a AFP.
La violencia perpetrada en mayo de 2021 por judíos y árabes en las ciudades mixtas israelíes fue provocada por una combinación de crisis.
Palestinos habían chocado con policías israelíes en Jerusalén Este, anexionado por Israel, incluyendo la Explanada de las Mezquitas, desatando una guerra de 11 días que comenzó el 10 de mayo.
La violencia intercomunitaria comenzó poco después, dejando a dos árabes y dos judíos muertos. Negocios de ambas comunidades, mezquitas y sinagogas fueron atacadas en varias ciudades israelíes.
- Silencio amenazante -
Jeremias tiene un largo historial de contratar a jóvenes descontentos, árabes y judíos sin formación profesional, para trabajar en su restaurante y hotel, lo que a su juicio los convirtió en blanco de ataques.
"Me ofendería si yo no fuera el blanco" porque ellos quieren golpear la coexistencia, indicó. "De cierta forma yo era un símbolo de eso".
Aquel 11 de mayo era su día libre, pero dada la crisis desatada quiso pasar por el restaurante.
Jeremias recuerda el "silencio amenazante" que pendía sobre la Ciudad Vieja cuando ingresó.
Al terminar de tomar una sopa, cuatro hombres enmascarados con barras de hierro rompieron los ventanales del restaurante.
"Ellos se retiraron, yo pensé que ya habían expresado su enojo y que se irían", recordó.
Entonces sonó su teléfono: el hotel Efendi estaba en llamas.
Para cuando llegó, sus vecinos habían apagado el incendio, pero un huésped de 84 años había muerto por la inhalación de humo y las quemaduras.
Una vez controlado el incendio en el hotel, un hombre llegó por el estrecho callejón empedrado frente al hotel para avisar que el Uri Buri estaba en llamas.
Jeremias corrió de vuelta y enfrentó él mismo el incendio con ayuda de vecinos.
La policía, el ejército y los bomberos atendían crisis en otros sitios y no respondieron.
"Acre estaba al desnudo", recordó Jeremias.
Pensó en el futuro al ver a su restaurante arder, incluso en buscar un local nuevo.
Pronto, Uri Buri comenzó a servir su famoso sashimi de salmón con sorbete de wasabi en un local temporal a varios kilómetros de la ciudad amurallada, donde aún tenía mucha demanda pese a que el sitio no era atractivo.
- "Somos el problema" -
Pero mientras su comida aún tenía aceptación, los problemas sociales de Acre no. Jeremias observó señales preocupantes de negación entre los dirigentes locales después de la violencia.
"La gente decía que los alborotadores no son de Acre, inventaban excusas para no enfrentar el problema y reconocer que nosotros somos el problema", sostuvo.
Pero él decidió aprender de lo ocurrido.
Consideró que mantener la calma en la ciudad de 50.000 personas cerca de Haifa podría ser responsabilidad no solo de las fuerzas de seguridad o autoridades municipales.
Su restaurante reabrió en enero en su sitio histórico a pocos metros del dique y Jeremias se dice optimista pese a las advertencias de mayor desasosiego por el Ramadán, el mes de ayuno musulmán que transcurrió en calma este año en Acre.
Israel y los territorios palestinos vivieron escenas de violencia en otros sitios.
Según Jeremías, la complacencia sería un error.
"Tenemos que seguir manteniendo el pulso", afirmó.
T.Hernandez--LGdM