La economía de Sri Lanka al borde del colapso mientras sigue la violencia
La economía de Sri Lanka se "derrumbará" si no se nombra urgentemente un nuevo gobierno, advirtió el miércoles el gobernador del banco central, mientras las fuerzas de seguridad seguían desplegadas en las calles para sofocar la violencia.
Según la policía, nueve personas han muerto desde el lunes, cuando la frustración por la grave crisis económica desembocó en enfrentamientos entre partidarios y opositores del presidente Gotabaya Rajapaksa, que causaron más de 200 heridos.
Los partidos de la oposición rechazan las propuestas de Rajapaksa de formar un gobierno de unidad para resolver la crisis política y exigen su dimisión.
El gobernador del Banco Central, Nandalal Weerasinghe, advirtió el miércoles que "si no hay gobierno en los próximos dos días, la economía se derrumbará por completo y nadie podrá salvarla"
"El país se deslizaba rápidamente cuesta abajo cuando tomé posesión del cargo hace poco más de un mes", dijo. "Pensé que éramos capaces de poner los frenos, pero con los acontecimientos del lunes, los frenos no responden", añadió.
Poco después de asumir el cargo de gobernador del banco central el mes pasado, Weerasinghe anunció el 12 de abril que Sri Lanka dejaría de pagar su deuda externa de 51.000 millones de dólares porque se quedó sin dinero para sus acreedores.
Según el gobernador, la estabilidad política es vital para aplicar las reformas necesarias para hacer frente a la creciente crisis de la deuda y a la escasez de divisas para importar artículos de primera necesidad.
Las fuerzas de seguridad lograron frenar en gran medida los disturbios tras un toque de queda en todo el país con órdenes de "disparar en el acto" a cualquiera que cometa saqueos o actos de violencia.
"Si la situación no se controla, podría haber una anarquía total", dijo a la AFP un alto funcionario de seguridad que no quiso identificarse.
- Calles desiertas -
Colombo, la capital del país, estaba casi desierta el miércoles, excepto por los soldados que vigilaban los puestos de control.
También se veían restos calcinados de autobuses incendiados por las multitudes que se manifestaron contra el gobierno.
El jefe militar de Sri Lanka desmintió a la prensa las especulaciones sobre un inminente golpe de Estado.
"No piensen nunca que estamos intentando tomar el poder", dijo Kamal Gunaratne, secretario del Ministerio de Defensa de Sri Lanka. "Los militares no tienen esas intenciones", aseguró.
Un pequeño grupo de gente continuaba desafiando el toque de queda cerca de la oficina del presidente, frente al mar, donde un campamento de protesta pide su renuncia.
"Queremos que todo el clan Rajapaksa se vaya porque son muy, muy corruptos. Se han comido a Sri Lanka como una oruga que se come una fruta", dijo a la AFP la activista Kaushalya Fernando.
Rajapaksa pidió el miércoles en un tuit que "todos los esrilanqueses se unan para superar los desafíos económicos, sociales y políticos".
Pero el principal partido de la oposición, el SJB, reiteró que no formará parte de ningún gobierno en el que Rajapaksa siga siendo presidente, incluso tras la dimisión de su hermano Mahinda como primer ministro el lunes.
Los esrilanqueses llevan meses sufriendo la escasez de productos esenciales, combustible y medicamentos, en la peor crisis económica de la isla desde su independencia en 1948.
La crisis entró en una nueva fase de violencia el lunes, cuando partidarios del gobierno atacaron con palos y garrotes a los manifestantes que llevaban semanas protestando pacíficamente exigiendo la dimisión del presidente.
Con menos ingresos del turismo a causa de la pandemia, Sri Lanka dejó de pagar el mes pasado su deuda externa, parte de ella consecuencia de ambiciosos proyectos de Rajapaksa construidos con préstamos chinos.
X.A. Mendez--LGdM