Para Mujica, "el mayor acierto" de su vida fue encontrar a Lucía
José "Pepe" Mujica empuñó las armas contra el Estado, estuvo preso, abrazó la democracia, fue diputado, senador, ministro, presidente de Uruguay, y se convirtió en referente de la izquierda mundial. Pero al hacer el balance de su vida solo menciona a Lucía.
"Haber encontrado a Lucía a la larga fue el mayor acierto", dice en entrevista con la AFP en la modesta casa que comparte con Lucía Topolansky, su mujer desde hace más de cinco décadas.
Estamos en Rincón del Cerro, en una finca de 19 hectáreas en la zona rural de Montevideo. Mujica tiene 89 años y se recupera un cáncer de esófago que lo ha obligado a alimentarse "por un caño".
"Mi compañera se desvive, exprime un churrasco para que el jugo se integre algo con el puré, para darle un gustito. ¡Pobre Lucía las que pasa!", dice Mujica, sentado en una poltrona en una sala pequeña con luz muy tenue y atiborrada de libros, fotos, cuadros, cajas, estatuillas, recuerdos.
Asegura que sin ella hubiera sido "muy difícil" sobrevivir.
"A veces me da la impresión de que la faz masculina siempre necesita una madre. ¿Dónde están las cosas? Los hombres solos son un verdadero desastre".
Hace una pausa antes de contar cómo su cruzó en su camino Topolansky, la hija de una familia adinerada que en 1969, apenas veinteañera, se sumó al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros dispuesta a desmontar el Estado "burgués".
"La conocí en la lucha clandestina. Ella era clandestina y yo también. Estábamos en un momento de mucho peligro. Y habíamos quedado solos", recuerda. "Y cuando usted vive mucho peligro, tal vez inconscientemente necesita el amor mucho más que comúnmente".
"Nos juntamos ahí nomás hasta hoy", afirma, sin mencionar que estuvieron separados cuando cayeron presos en 1972, y que se reencontraron con la restauración democrática tras la dictadura (1973-1985).
Vivían juntos desde hacía 20 años cuando se casaron en 2005. Ella dijo más tarde que habían unido "amor y utopía". No tuvieron hijos.
"Me dediqué a cambiar el mundo en la época que tenía que tener hijos", señala Mujica.
¿Eso le quedó en el tintero? Su respuesta es una cita del cantautor argentino Atahualpa Yupanqui: "Tengo tantos hermanos que no los puedo contar".
"No tuve hijos directos, pero hay muchos con los cuales tengo sentido de pertenencia", añade.
- "Somos unos privilegiados" -
A Mujica le brillan los ojos cuando habla del tractor nuevo que tiene y cómo aún puede conducirlo "casi todos los días un rato sin ningún problema".
"Me entretengo con eso y con algo que leo", comenta sobre su convalecencia, que no le impidió participar en la campaña electoral que ganó su heredero, Yamandú Orsi, que asumirá como presidente el 1 de marzo.
Sobre una mesita baja, junto a su bastón, está "Nexus", el nuevo libro de Yuval Noah Harari, con quien hace poco mantuvo una charla telefónica.
"¿Sabe lo que me dijo? 'Tengo miedo, enorme miedo de que la humanidad no tenga tiempo de enmendar los desastres que ha hecho'".
Topolansky, que tiene fama de recia y que además de guerrillera fue diputada, primera dama, senadora y vicepresidenta de Uruguay (2017-2020), no interrumpe la charla con AFP, que probablemente esté escuchando desde la cocina contigua.
¿Con Lucía piensan en todo parecido o se complementan? Mujica pega un respingo ante la pregunta.
"¡No! Lucía tiene su personalidad. Seguramente que somos complementarios, pero Lucía maneja todo", afirma.
"Siempre digo que el amor se transforma en una dulce costumbre cuando se es viejo. Es la forma que tenemos de evadir la soledad, que debe ser la peor condena que tienen los viejos", continúa.
Mujica se alegra de poder seguir viviendo en su casa con ella.
"En este mundo en que los viejos terminan en una casa de salud, nosotros somos unos privilegiados. Ella tiene 80 (años) y yo tengo casi 90. Estamos medianamente autovalentes. Y estamos juntos".
X.A. Mendez--LGdM