Primero limpiar y luego reconstruir las "ciudades mártires" cerca de Kiev
Zoya Potapova plantó algunas flores detrás de las ruinas de su casa cercana a Kiev, bombardeada por las fuerzas rusas, con la esperanza de una reconstrucción rápida incluso antes de poner la primera piedra.
Como esta jubilada, los habitantes de las zonas del norte de Kiev que todavía sienten el trauma del paso de los rusos pero confían en la promesa del gobierno de una reconstrucción.
Pero en Gorenka, una pequeña localidad golpeada con fuerza al comienzo de la invasión, esta sexagenaria viuda de guerra todavía espera que limpien su terreno.
"Espero que no seamos olvidados porque hicimos mucho para frenar los avances hacia la capital", dice entre lágrimas la jubilada, vestida íntegramente de negro entre una pila de escombros que todavía desprenden un fuerte olor a hollín.
A la espera de la limpieza, su huerto es prometedor: entre las cenizas, bajo árboles frutales decapitados por obuses, crecen rápidamente patatas y frambuesas.
- Bloques prefabricados -
Según una responsable local de Gorenka, Tetiana Shepeleva, las autoridades ya han tramitado un millar de expedientes de ciudadanos cuyas viviendas están totalmente o parcialmente destruidas.
Con el buen tiempo, algunos ya empezaron a preparar el hormigón, pero "falta el material" y la mano de obra, en esta pequeña localidad donde vivían 10.000 personas antes de la guerra.
A finales de mayo, el primer ministro Denys Chmygal evaluó los costes de la destrucción en unos 600.000 millones de dólares a nivel nacional.
Por el momento, en las comunas en el norte de Kiev, la AFP constató que se estaban retirando numerosos escombros y se llevaban a cabo operaciones de desminado.
La red eléctrica también se iba restableciendo de forma progresiva.
A principios de julio se celebrará una reunión en Suiza para movilizar fondos a nivel internacional.
En Bucha, donde se encontraron numerosos cuerpos de civiles tras la retirada de las tropas rusas, 600 familias buscan un techo y se requisan las casas de alquiler de vacaciones.
Antes del conflicto, la ciudad recibía a muchos visitantes que apreciaban su tranquilidad y los bosques cercanos.
Los primeros grupos se instalaron también en contenedores grises colocados en el aparcamiento de un gran mercado, ahora hecho trizas.
Hace poco, el jefe del gobierno polaco, Mateusz Morawiecki, inauguró el primer campo de desplazados instalado en Borodianka, cerca de Gorenka.
Varios de estos dispositivos provisionales se están instalando en zonas donde los militares rusos son acusados de haber cometido abusos.
"El gobierno lo ha puesto en marcha de forma gratuita" con una capacidad para 92 familias, explica el alcalde de Bucha, Anatoli Fedoruk, de 50 años, mostrando los pequeños espacios de unos 20 metros cuadrados que pueden acoger a cuatro personas.
Gracias a la ayuda de Polonia, en cooperación con el gobierno ucraniano, recibirá otros tres paquetes de instalaciones prefabricadas.
- Volver a nacer -
Oksana Polishchuk descubre emocionada este lugar, de limpieza impecable, baños desinfectados y grandes comedores con paredes de colores.
Esta vendedora de 41 años tiene la impresión de volver a nacer, después de que su puesto de comida quedara destruido hace más de dos meses y que ella se salvara milagrosamente en su edificio medio derrumbado.
Siente un poco de tranquilidad en este universo aséptico de plástico, pero no se ve, con sus hijos de seis y nueve años, quedarse en la región.
"Quiero que me indemnicen y reconstruir mi vida en otro lugar", dice, mientras recuerda el tratamiento psicológico y las crisis de pánico que sufre.
Pero afirma: "los ucranianos no tienen miedo a las obras que les esperan". "Todo lo que teníamos antes, vamos a recuperarlo. Lo único que cuenta es ganar esta guerra", zanja.
E.Sanchez--LGdM