Una calle arrasada por un ataque en el este de Ucrania, lejos del frente
Elena Gruzdeva y sus hijos dormían en su casa, situada en una pequeña localidad ucraniana alejada de la línea del frente, cuando una explosión hizo volar el techo. La familia salió indemne "de milagro".
"Todo lo que había en la casa quedó hecho pedazos por los estallidos de obuses", explica Gruzdeva, mientras limpiaba los escombros de su pequeña casa pintada de blanco en las afueras de Dobropillia.
Situada en la región de Donetsk, la ciudad se encuentra a unos 150 km del epicentro de los combates entre las fuerzas ucranianas y rusas.
"Es porque ya estábamos tumbados en la cama" que sobrevivimos, explica la mujer de 45 años. "Si hubiéramos estado despiertos, nos habría atravesado la metralla", añade.
"Hubo una grieta y todo empezó a desmoronarse", explica.
En las primeras horas del martes un obús cayó en una calle vecina, junto a la calle principal de la ciudad, matando a un hombre y destruyendo totalmente una casa.
Hasta ahora, Dobropillia sólo había sufrido bombardeos esporádicos, a diferencia de las ciudades de Lysytchansk y Severodonetsk, ubicadas más al norte.
Pero sólo el martes hubo al menos tres ataques contra la ciudad, según sus habitantes.
Uno de los obuses dejó un enorme cráter, la explosión arrancó los techos e hizo estallar las ventanas de varias casas, muchas de las cuales están vacías.
La familia de Gruzdeva salió corriendo de la vivienda, en medio de una enorme nube de polvo, ante el temor de otro ataque.
"Mantuvimos la calma. Sospechábamos que algo así podía ocurrir", dijo la mujer. La familia pudo realojarse temporalmente en otra vivienda.
- "Casas pacíficas" -
Según habitantes, el hombre que murió se ocupaba de la casa, en ausencia de los dueños.
Cerca de un montón de ruinas, una bandera ucraniana todavía ondea, y un hombre repara el techo dañado de una vivienda, mientras fuma un cigarrillo.
Vitali Popelichko examina un enorme agujero en la fachada de su casa. "Todas las paredes están agrietadas, habrá que demolerla", dice resignado.
Este minero de 33 años salió casi ileso, con una leve herida en la frente, pero la palidez de su rostro deja adivinar su espanto. Cuenta que su padre, que también estaba en la vivienda en el momento del ataque, también está consternado.
"Desde el inicio (del conflicto) han habido 10 ataques. Pero solo ayer (martes) hubo tres. Eso quiere decir que están (los rusos) en una posición desde la cual nos pueden bombardear", dice inquieto.
"¿Por qué bombardean casas pacíficas? (...) Aquí no hay militares", añade.
La explosión hizo estallar las ventanas de un depósito de autos, con un gran depósito cubierto, que podría haber sido el objetivo, aunque los periodistas de la AFP no vieron dentro ningún vehículo militar.
"No sé cómo llamar a esto... Es medieval", dice Sergei Semenets, un voluntario de la fuerza de defensa territorial local, mientras llega un vehículo con ayuda humanitaria.
Hasta ahora, la situación era "tranquila" en la ciudad, pero "quieren destruir Ucrania", afirma.
A.M. de Leon--LGdM